Monday, January 09, 2006

El Lobo Aúlla de Nuevo

Gruñó como en los viejos tiempos, más de treinta años atrás, pero en otro tono, otro ritmo, y en otro bosque. La sonrisa perenne y la mirada complacida sobre el campo y la fauna, que espectaba palpitante.
Luego de andar otras tierras y morder otras carnes. Algunos esperaban el mismo antiguo gruñido y se inquietaban, otros disfrutaban este gruñido más cercano, más casero. A su lado, un viejo zorro que había pisado las mismas hojas, con quien había andado los mismos caminos y libado de la misma sangre.


El zorro, nunca ausente, sólo tenía gruñidos afables para con este antiguo compañero de campaña. Los dos con una larga lengua ardiente hipnotizando a esta fauna como lo hicieron con aquélla. Al otro lado, un perro de caza con largos kilómetros de recorrido, que había olfateado extensamente la enorme piedra blanca del norte.
Sólo tenía afectuosos ladridos para el viejo lobo esta noche; afectuosos ladridos y saludables meneos de cola. Y al otro lado del viejo zorro, el conmovido lobezno que había traído al inmenso lobo.

Pon la rata en esta línea, para ver las huellas de uno de sus nuevos gruñidos en este cúmulo de hojas.



Eberth Munárriz

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